lunes, 17 de junio de 2013

VINO Y SUSHI


Espumosos, blancos aromáticos o blancos con crianza son algunas de las pautas a tener en cuenta

El boom que las cocinas orientales ha vivido España en los últimos años ha hecho que nuestro paladar se adapte a nuevos sabores y texturas.

Sin un buen maridaje la experiencia gastronómica oriental puede resultar errática si no se escoge el vino adecuado. Por ello, es preferible tener en cuenta una serie de pautas si se quiere disfrutar mejor de las fascinantes  delicias japonesas junto a una buena copa de vino.

La comida japonesa con sus sabores marinos, presencia de verduras y de algunos elementos complicados como el sillao, kion y wasabi pide vinos blancos con buena acidez o algún toque exótico.
Las preparaciones más típicas de la cocina nipona como el sushi maridan muy bien con vinos blancos de alta acidez:

¿Una copa de cava?
Donde la salsa de soja y los matices agridulces complican sobremanera la armonía con los vinos, en este caso, la mejor opción es un espumoso, un champán o un cava capaz de acompañar sin exabruptos los platos más delicados o debatirse en la mesa con las salsas más pesadas y las frituras.  Aunque no es imprescindible descorchar una cuvée de gran categoría: un blanc de blancs (monovarietal de chardonnay) sirve para refrescar el paladar, sin que los platos pierdan su identidad.

Blancos aromáticos
Debido al tipo de cocciones o por la ausencia de ellas en el caso de sushis y sashimis. Si no se abusa del wasabi o de la salsa de soja, los pescados crudos maridan perfectamente con vinos blancos de alta acidez, como los gallegos, como los albariños de las Rías Baixas, pero también los deliciosos Valdeorras, de uva godello, o incluso los frescos vinos de Ribeiro. En cuanto a las recetas más complejas, como la tempura ,el tepanyaki o el maguro, atún macerado con picante, la mejor opción es un blanco aromático alsaciano o alemán: riesling, muscat, gewürztraminer, etc.

Y si me gustan los tintos…
Ante estas propuestas, los amantes de los clásicos Rioja, Ribera del Duero y demás regiones se preguntarán si los vinos tintos quedan descartados a la hora de ir a cenar a un restaurante oriental. Por lo que hay que aclarar que también un tinto de media crianza, con sólo tres o cuatro meses en barrica, se asocia con elegancia a una carne adobada y cocida a la plancha. E incluso uno mediterráneo, de uva monastrell o bobal, como los que se elaboran en el Levante o Murcia.


Siempre es importante destacar que en el mundo del vino no hay reglas, solo mitos y leyendas.  Hay gran variedad de roles, y que los ingredientes y sabores son muy distintos por lo cual es difícil estandarizar al respecto.  Pero ya sabes cuándo decidas ir a comer por cuales apostar según tus gustos.

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